Cuando yo era chica mi mamá siempre me contaba como se había vivido en Buenos Aires el brote de poliomielitis. Los niños se morían, no había respiradores y no existía la vacuna. Ella era pequeña y en la familia temían por su salud. Se suspendieron las clases. Los familiares no hacían visitas. Los papás pintaban los cordones de la vereda con cal para que el virus no avanzara. Cuando mi abuelo llegaba de trabajar, mi abuela lo recibía en el zaguán y con la puerta cancel cerrada le quitaba toda la ropa y le echaba desinfectante. Luego pasaba al baño y recién después de bañarse y ponerse ropa limpia podía tocar a mi mamá, su única hija. Gracias a Dios mi mamá no se contagió pero aproximadamente 6500 fueron infectados y el 10% murió. Un año después del brote el doctor Albert Sabin descubrió la vacuna, dos "mágicas" y amargas gotitas que puestas en la lengua del niño pusieron a la humanidad a salvo. Hoy la polio está erradicacada del mundo. Hace unos días le narré esta historia a mis alumnos y les pareció exagerado. Hoy entiendo a mi abuelo y todos los que vivieron aquello. Pero también pienso que es posible superar esto y esperar que este mal desaparezca de sobre la faz de la tierra. Hoy tenemos más herramientas que entonces. Quedate en casa y rogale a Dios que ilumine las mentes de ciencia para pronto alguna "mágica" gotita nos ponga a salvo de esta plaga. Mientras tanto, cuidate y cuidame. #coronavirus #deestosalimosjuntos
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